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QUÉ PASÓ CON LA ACCIÓN DE NOVO NORDISK TRAS EL FRACASO EN ALZHEIMER
El 24 de noviembre de 2025, Novo Nordisk sacudió los mercados al anunciar que EVOKE y EVOKE+, dos ensayos de fase 3 con una formulación oral de semaglutida en pacientes con Alzheimer temprano, no lograron su objetivo principal. La acción llegó a caer alrededor de un 12 % intradía y las ADR en Nueva York tocaron la zona de 42,25 dólares antes de rebotar ligeramente. Aunque la compañía describía desde hace tiempo el programa de Alzheimer como un “billete de lotería” y la mayoría de analistas apenas atribuía ingresos a ese proyecto, el fracaso se sumó a un contexto de menor euforia con los fármacos GLP-1, más competencia y presión regulatoria. Este artículo explica, en clave para el inversor hispanohablante, qué pasó realmente y cómo encaja en la tesis de inversión.
Por qué se desplomó la acción de Novo Nordisk el 24 de noviembre de 2025
El 24 de noviembre de 2025, poco antes de la apertura europea, Novo Nordisk comunicó que EVOKE y EVOKE+, dos ensayos clínicos de fase 3 con una formulación oral de semaglutida en pacientes con Alzheimer en fase inicial, no habían alcanzado su objetivo principal, y el mercado reaccionó como suele hacerlo ante un titular de “fracaso en fase 3”: con ventas masivas y un giro rápido hacia el modo aversión al riesgo.
Ambos estudios reclutaron en total a 3.808 pacientes de entre 55 y 85 años con deterioro cognitivo leve o demencia leve atribuida a enfermedad de Alzheimer. Los participantes se distribuyeron aleatoriamente para recibir durante dos años 25 mg o 50 mg diarios de semaglutida oral, o bien placebo, tras un periodo de titulación para minimizar los efectos gastrointestinales típicos de los GLP-1. En paralelo se realizaron pruebas cognitivas seriadas, escalas funcionales, análisis de biomarcadores y, en muchos casos, neuroimagen.
El objetivo central era demostrar aproximadamente un 20 % de ralentización en la progresión de la enfermedad, medido con la escala Clinical Dementia Rating – Sum of Boxes (CDR-SB). Esa herramienta combina la valoración del médico y del cuidador en seis dominios –memoria, orientación, juicio y resolución de problemas, actividades comunitarias, tareas domésticas y aficiones, y cuidado personal– y genera una puntuación total que aumenta a medida que la demencia empeora. Para que el programa fuera considerado un éxito, la curva de empeoramiento en el grupo de semaglutida debía separarse de forma clara y estadísticamente significativa de la del grupo placebo.
El titular fue justo el contrario: las curvas prácticamente se solapaban en el CDR-SB y cualquier ventaja numérica de la rama de semaglutida fue demasiado pequeña y ruidosa para considerarse estadísticamente robusta. El mensaje que recibió el mercado fue inequívoco: el intento de convertir a semaglutida en un fármaco modificador de la enfermedad en Alzheimer, al menos con este diseño y esta dosis oral, había fallado. Las acciones reaccionaron al instante: en Copenhague llegaron a caer alrededor de un 12 % y las ADR negociadas en Nueva York tocaron mínimos en la zona de 42,25 dólares antes de recuperar tímidamente parte del terreno perdido hacia mediodía.
Para muchos inversores de habla hispana que siguen el valor desde España o Latinoamérica a través de plataformas de “broker online”, la caída se tradujo en una gran vela roja que borró semanas de subida pausada. El volumen se disparó, las órdenes stop-loss saltaron en cadena y varios fondos cuantitativos que estaban posicionados largos en la “historia GLP-1” contribuyeron a amplificar el movimiento. El día dejó a Novo Nordisk en sus niveles más bajos de los últimos años, justo en un momento en que parte del mercado empezaba a cuestionar si el gran “trade” de la obesidad no había ido ya demasiado lejos.
Lo paradójico es que dentro de la propia compañía y en la comunidad financiera el programa de Alzheimer nunca se presentó como un pilar de la valoración, sino como un billete de lotería: un proyecto de alto riesgo, con probabilidades de éxito relativamente bajas, pero con un potencial de ventas enorme en caso de salida. Varios bancos de inversión habían asignado en sus modelos probabilidades en torno al 10 % a la indicación de Alzheimer y, aun así, el tono general de los últimos meses se había ido cargando de discursos del tipo “¿y si además de la obesidad también funciona en neurodegeneración?” que el mercado empezó a descontar en los múltiplos.
El problema es que la noticia llegó en un contexto donde la narrativa de los GLP-1 ya estaba bajo presión: tasas de crecimiento más moderadas en nuevas prescripciones, mayor competencia de Eli Lilly con Mounjaro y Zepbound, interrogantes sobre los precios futuros en Estados Unidos y Europa, un relevo en la cúpula directiva de Novo Nordisk y anuncios de reestructuraciones con recortes de plantilla. En ese entorno, cualquier decepción, incluso en un programa considerado opcional, actúa como catalizador para que inversores nerviosos replanteen su exposición al sector.
Reacción del mercado y efecto expectativas
En redes sociales financieras y canales de análisis dirigidos al inversor minorista hispanohablante, muchos comentarios coincidían en que el castigo quizá había sido excesivo para un proyecto que casi nadie tenía en su escenario base. Al mismo tiempo, reconocían que el episodio destapaba hasta qué punto la acción de Novo Nordisk incorporaba ya capas de optimismo sobre lo que podrían llegar a hacer los GLP-1 más allá de la obesidad y la diabetes. Es decir: no se desplomó tanto por el impacto directo en los flujos de caja, sino porque obligó al mercado a revisar toda la fantasía acumulada.
Titular negativo muy visible: “fracaso en fase 3 en Alzheimer” es justo el tipo de noticia que dispara algoritmos de venta y titulares alarmistas.
Proyecto percibido como opcional: aunque la mayoría de modelos solo le daban una probabilidad baja de éxito, muchos inversores habían interiorizado la posibilidad de un gran nuevo mercado.
Posicionamiento abarrotado: la “apuesta GLP-1” era uno de los trades de moda a escala global, con inversores institucionales y minoristas apuntando en la misma dirección.
Contexto macro y regulatorio delicado: desafíos en capacidades productivas, dudas sobre precios futuros y mayor escrutinio político a los medicamentos caros aumentan la sensibilidad a cualquier revés.
Desde Novo Nordisk se insistió en que, pese a la decepción, nada en los datos de EVOKE cambia la historia ya probada de semaglutida en diabetes, obesidad y reducción del riesgo cardiovascular. La seguridad observada fue coherente con lo ya conocido y la compañía anunció que cancelaría la extensión de un año prevista en los ensayos, centrándose en presentar un desglose completo de los resultados en la conferencia CTAD y en seguir desarrollando su cartera en otras indicaciones donde la probabilidad de éxito sea mayor.
Para el inversor en España o Latinoamérica, la conclusión de esta primera parte es clara: lo que le ocurrió a la acción de Novo Nordisk fue, en esencia, la desaparición súbita de una opción alcista que el mercado había empezado a valorar como si fuera casi gratuita. La base del negocio sigue siendo la obesidad y la diabetes, pero el aura de “solución para todo” alrededor de los GLP-1 salió tocada. El resto del análisis consiste en decidir cuánto estabas pagando –o quieres pagar a partir de ahora– por esa narrativa adicional.
Qué mostraron realmente los ensayos EVOKE y EVOKE+
Para valorar con cabeza fría la importancia de EVOKE y EVOKE+, conviene empezar por el origen de la hipótesis. Los agonistas del receptor GLP-1 como semaglutida nacieron en el mundo de la diabetes, pero con el tiempo se convirtieron en fármacos de referencia para la pérdida de peso y demostraron beneficios relevantes en eventos cardiovasculares y renales. En paralelo, estudios en animales y análisis observacionales en humanos sugerían que esta vía también podía influir en procesos cerebrales: reducción de inflamación, mejora de la perfusión cerebral y posibles efectos sobre la acumulación de proteínas como amiloide y tau, piezas centrales en la fisiopatología del Alzheimer.
Sobre ese telón de fondo, Novo Nordisk diseñó EVOKE y EVOKE+ como ensayos de fase 3 grandes y exigentes: aleatorizados, doble ciego y controlados con placebo. Los estudios se centraron en pacientes en fases muy tempranas de la enfermedad –deterioro cognitivo leve o demencia leve con evidencia de patología amiloide–, el momento en el que tiene más sentido intentar modificar el curso de la neurodegeneración. Para una empresa acostumbrada a mover ficha en metabolismo, se trataba de un salto ambicioso hacia el terreno resbaladizo de la neurología.
Los participantes pasaban por una fase de incremento gradual de dosis y, una vez alcanzado el nivel objetivo, recibían diariamente 25 mg o 50 mg de semaglutida oral, frente a placebo, durante dos años. Estas dosis superan con creces los 14 mg máximos de la formulación oral para diabetes y pretendían asegurar una exposición sistémica suficiente como para que el fármaco tuviera una oportunidad de mostrar efecto a nivel del sistema nervioso central. Al finalizar esos dos años, estaba previsto continuar con una extensión de un año más, que ahora ya no se llevará a cabo tras el resultado negativo.
El corazón estadístico de ambos ensayos era la variación en el CDR-SB. La idea era sencilla de formular pero difícil de conseguir: si el grupo tratado con semaglutida experimentaba un empeoramiento más lento en la puntuación de esta escala –por ejemplo, alrededor de un 20 % menos de progresión respecto al placebo– y esa diferencia resistía el escrutinio estadístico, la compañía podría argumentar que estaba ante un fármaco capaz de modificar el curso del Alzheimer en sus fases iniciales. Eso abriría la puerta a una posible aprobación regulatoria y, por supuesto, a un mercado multimillonario.
El papel del CDR-SB y por qué el detalle importa
La realidad, sin embargo, fue menos inspiradora. El análisis primario no encontró una diferencia estadísticamente significativa entre semaglutida y placebo en la evolución del CDR-SB. Traducido al lenguaje llano: aunque en los gráficos pueda apreciarse alguna separación tímida de las curvas en ciertos momentos, la magnitud del efecto no basta para afirmar con confianza que el fármaco ralentiza de forma consistente el declive cognitivo y funcional. En un área como el Alzheimer, donde los reguladores ya han aprendido a desconfiar de señales débiles, eso es prácticamente un “no” a nivel regulatorio.
Al mismo tiempo, Novo Nordisk señaló cambios favorables en algunos biomarcadores relacionados con la enfermedad: parámetros asociados a inflamación, neurodegeneración o metabolismo de proteínas patológicas se movieron en la dirección deseada en el grupo tratado. Es un matiz relevante para neurólogos e investigadores, porque indica que el GLP-1 sí parece tocar dianas biológicas en el cerebro. Pero mientras ese impacto no se traduzca en pacientes que recuerdan mejor, mantienen más independencia o retrasan su entrada en una residencia, la medicina basada en la evidencia no lo considerará un éxito clínico.
En cuanto a seguridad, el resultado fue más bien continuista. Los ensayos confirmaron el patrón conocido de efectos adversos gastrointestinales –náuseas, vómitos, diarrea– y un cierto número de abandonos del tratamiento por falta de tolerancia, sin señales inesperadas que obligasen a replantear el uso de semaglutida en indicaciones como la diabetes o la obesidad. Eso es importante para quien mira el valor con una óptica puramente financiera: el programa EVOKE se estrella por el lado de la eficacia, no porque haya destapado un problema de seguridad sistémico.
Población: pacientes de 55 a 85 años con Alzheimer en fase muy inicial, confirmada con biomarcadores, donde teóricamente existe más margen para frenar la progresión.
Intervención: semaglutida oral en dosis de 25 mg o 50 mg diarios frente a placebo, durante dos años, con una extensión prevista que ya ha sido cancelada.
Objetivo principal: ralentizar de forma significativa el empeoramiento medido por el CDR-SB, una escala que combina memoria, orientación, juicio y desempeño en actividades cotidianas.
Resultado: no se alcanzó significación estadística en el CDR-SB, aunque varios biomarcadores se movieron en sentido favorable al tratamiento.
Seguridad: perfil alineado con la experiencia previa en diabetes y obesidad, sin nuevas señales que cambien la percepción de riesgo de la clase GLP-1.
Un fracaso clínico que sigue pesando en la narrativa
En el ecosistema de la investigación en Alzheimer, EVOKE y EVOKE+ se suman a una larga lista de ensayos que no han alcanzado sus objetivos pese a premisas biológicas atractivas. Incluso algunos de los “éxitos” recientes, como anticuerpos anti-amiloide ya aprobados, han ofrecido beneficios modestos con importantes compromisos en coste y seguridad. El resultado de Novo Nordisk no invalida la idea de explorar el GLP-1 en neurodegeneración, pero sí demuestra que no basta con trasladar sin más un fármaco exitoso en metabolismo a un contexto tan complejo como el del cerebro humano.
Para la propia Novo Nordisk, estos datos obligan a recalibrar la narrativa de pipeline. La compañía seguirá investigando GLP-1 y otros mecanismos en distintas patologías cardiometabólicas y quizá en otras áreas del sistema nervioso, pero la vía concreta de “semaglutida oral en Alzheimer temprano” queda, al menos por ahora, cerrada. Desde el punto de vista del inversor, lo relevante es entender que este programa no era un escudo para proteger el negocio actual, sino una opción de crecimiento adicional: su fracaso reduce la fantasía de expansión transversal de semaglutida, pero no altera el núcleo del modelo de negocio.
Qué significa EVOKE para los inversores en Novo Nordisk
Visto desde la óptica de quien tiene una cuenta de valores en Madrid, Ciudad de México o Buenos Aires, el mensaje que deja EVOKE es menos dramático de lo que sugiere la vela diaria: Novo Nordisk ha perdido una opción de crecimiento, no el motor principal de sus beneficios. Las casas de análisis ya admitían antes del “día D” que, en sus modelos, la contribución de Alzheimer era, como mucho, un escenario alcista con probabilidades bajas. La corrección actual obedece más a la purga de esa capa de optimismo que a una revisión masiva de las estimaciones de flujo de caja a cinco o diez años.
Lo que sí complica las cosas es el momento del golpe. Desde hace meses, las previsiones de crecimiento de ventas de GLP-1 se han ido moderando, la competencia afina sus propios productos y los reguladores tantean mecanismos para contener el gasto farmacéutico en áreas de alto impacto presupuestario. A eso se suma un entorno interno más movido en Novo Nordisk, con cambios en la alta dirección y iniciativas de eficiencia que incluyen recortes de costes. EVOKE llega, por tanto, a un tablero donde los nervios ya estaban a flor de piel.
Revalorando la “historia GLP-1” tras el susto
Durante los años de euforia, la tesis de inversión en Novo Nordisk llegó a sonar casi demasiado sencilla: un medicamento que adelgaza de forma eficaz, mejora parámetros cardiometabólicos y se puede formular tanto inyectable como oral en teoría tiene por delante un océano de demanda. Cada nuevo ensayo positivo añadía una capa de entusiasmo, y el mercado empezó a comportarse como si los GLP-1 fueran a colonizar sin fricciones desde la obesidad hasta un amplio catálogo de enfermedades crónicas. EVOKE obliga a desmontar parte de ese relato y a volver a separar lo que ya está probado de lo que sigue siendo pura investigación.
Los inversores optimistas seguirán señalando que la obesidad está infra-tratada a nivel mundial, que semaglutida cuenta con un arsenal de datos sólidos en pérdida de peso y eventos cardiovasculares, que las formulaciones orales pueden ampliar el mercado de forma significativa y que Novo Nordisk dispone de capacidad industrial y relaciones con pagadores muy difíciles de replicar. Los más escépticos, por su parte, subrayarán que el crecimiento no puede mantener para siempre ritmos de “start-up”, que la competencia, especialmente de Eli Lilly, se está cerrando la brecha, que el riesgo regulatorio va al alza y que el mercado quizá ha pagado demasiado caro el sueño de que un solo mecanismo farmacológico sea la solución universal.
Si estás en el valor por los flujos de caja de obesidad y diabetes, EVOKE es, sobre todo, ruido de corto plazo y un recordatorio de que la ciencia nunca es lineal.
Si compraste la acción apoyado en la idea de “GLP-1 para casi todo”, el fracaso en Alzheimer te obliga a recortar las expectativas de pipeline y revisar qué múltiplo estás dispuesto a aceptar.
Si operas como trader de corto plazo, el gap bajista es un ejemplo de libro de cómo un trade excesivamente poblado puede deshacerse al primer gran titular adverso.
Si estabas en la lista de espera para entrar, la corrección puede abrir una ventana de entrada más razonable, siempre que estés cómodo con la volatilidad y el riesgo regulatorio.
Un checklist práctico para el inversor hispanohablante
Más allá del ruido de un día, tiene sentido construir un checklist propio para seguir a Novo Nordisk. En el muy corto plazo, el punto de atención será la presentación completa de los datos de EVOKE y EVOKE+ en la conferencia CTAD: ahí se podrán ver los detalles por subgrupos, la evolución de los biomarcadores y cualquier matiz de seguridad adicional. No es probable que esa sesión cambie por completo el veredicto clínico, pero sí puede matizar la percepción científica sobre qué lugar, si alguno, puede tener el GLP-1 en el mapa de la neurodegeneración.
Para la cotización de los próximos años, sin embargo, pesarán más otros factores bastante menos glamurosos: la trayectoria de las prescripciones de Ozempic, Wegovy y las futuras formulaciones orales; la capacidad de la compañía para producir suficiente volumen sin deteriorar márgenes; la agresividad con la que los competidores disputen precios y reembolsos; y la forma en que reguladores y sistemas sanitarios definan la financiación de los tratamientos contra la obesidad. A todo ello hay que añadir la gestión de capital de Novo Nordisk: cuánto dedica a reinvertir en I+D y capacidad y cuánto destina a dividendos y recompras de acciones.
Como inversor español o latinoamericano hay, además, cuestiones operativas que conviene no perder de vista. Invertir vía ADR en Estados Unidos implica exposición directa al dólar, mientras que comprar las acciones en la bolsa danesa añade el cruce de coronas danesas frente al euro. La fiscalidad de dividendos puede variar según el país de residencia, y el peso de una empresa temática como Novo Nordisk dentro de un patrimonio bien diversificado no debería ser desproporcionado por muy seductora que parezca la narrativa de la obesidad.
La lección de fondo de EVOKE es aplicable a muchas otras historias de crecimiento en bolsa: las grandes apuestas de I+D rara vez son “opciones gratuitas”. Incluso cuando los analistas no modelizan ingresos específicos, la mera posibilidad de un éxito espectacular acaba filtrándose a las narrativas, a las presentaciones de resultados y a las conversaciones en redes. El día en que la moneda cae del lado negativo, lo que se destruye no es solo un flujo de ingresos hipotético, sino parte de la confianza en que “esta empresa siempre gana sus grandes apuestas”.
Nada de lo anterior constituye una recomendación de compra o venta. Es, más bien, un mapa para situar el movimiento de la acción en su contexto y para ayudarte a conectar ese contexto con tu propia tolerancia al riesgo, horizonte temporal y objetivos financieros. En términos de “meme trader”, podría resumirse así: la misión secundaria llamada Alzheimer ha fracasado, pero la misión principal de combatir la obesidad y la diabetes sigue en marcha; la diferencia es que, después de EVOKE, el mercado está algo menos dispuesto a pagar como si cada misión futura fuera a salir perfecta.
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